La fábrica como central eléctrica

Vista del interior de la nueva nave de fabricación: la instalación de revestimiento está montada directamente en la construcción de madera. Un sistema compuesto de bomba de calor e instalación de aspiración permite aprovechar el calor de escape de las máquinas como fuente de energía. (Foto: © Griesser Austria)

El Consejo Federal quiere conseguir una Suiza climáticamente neutra de aquí al año 2050. Pero eso es demasiado poco para Urs Neuhauser, CEO de Griesser: su empresa debe estar produciendo de forma climáticamente neutra en 2035. Ahora bien, para conseguirlo hace falta introducir innovaciones tecnológicas y arquitectónicas. Porque la elaboración de componentes de control solar a base de aluminio requiere mucha energía de procesos, solo para aplicar los revestimientos hace falta alcanzar temperaturas de más de 200 grados Celsius. Pues bien, ahora Griesser demuestra con una nueva fábrica que, a pesar de todo, se puede lograr un buen balance medioambiental: la empresa de Aadorf ha ampliado su sede de Nenzing, un municipio de la región de Vorarlberg, con un nuevo edificio de madera de carácter pionero: Johannes Tiefenthaler ha construido una nave de producción de 3000 metros cuadrados con una moderna instalación de revestimiento en polvo, un sistema de almacén automatizado y un área de envíos. Esta construcción está conectada con un edificio previamente existente, que incluye vestíbulo, oficinas, exposición de productos y salas de formación y que había pasado a formar parte de la empresa en 2012 cuando compró la firma A.S.T. Alu-System-Technik GmbH.

Esta moderna instalación procede de Suiza. Una serie de innovaciones técnicas permiten disminuir la temperatura de horneado, lo cual reduce en un 10 por ciento el consumo de energía. (Foto: © Griesser Austria)
La madera empleada en la edificación de la nave de producción procede de Vorarlberg y Griesser ha contratado empresas de construcción y artesanos locales. Se ha dado más peso al conocimiento experto del sector de la construcción local y a los trayectos de transporte cortos que a la maximización de la rentabilidad. (Foto: © Griesser Austria)
Flexibilidad acogedora

En un principio la idea de construir una nave de fabricación toda ella en madera puede resultar sorprendente. Hasta ahora el acero era el material de elección a la hora de llevar a cabo construcciones industriales. De hecho Griesser cuenta con una nave de producción construida en acero justo al lado del edificio de la empresa ahora ampliado. No obstante, la madera ofrece toda una serie de ventajas: en primer lugar, este material de construcción natural acorta los plazos de edificación. Las empresas constructoras de Vorarlberg no necesitaron ni un año para terminar y equipar la nave edificada con madera local. Eso permitió a Griesser poner rápidamente en marcha la producción, lo cual supone un importante punto a favor de este material en el apartado económico. Además, la construcción en madera también ha supuesto una ventaja a la hora de montar la instalación de revestimiento en polvo con la que se refinan las mallorquinas de aluminio: «Para nuestro proveedor suizo esto era una novedad: por primera vez ha integrado una de sus instalaciones en un edificio de madera», explica Martin Barwart, gerente de Griesser Austria. «El sistema de suspensión completo y los equipos se atornillaron directamente en las vigas. El hecho de que las tolerancias sean mayores que en los edificios de acero ha sido de gran ayuda: pudimos efectuar pequeñas adaptaciones sobre la marcha durante el montaje». Y los que temen que en una nave de madera la protección antiincendios se convierta en un problema se equivocan por completo. «Yo formo parte de los servicios de extinción de incendios de mi localidad», explica Martin Barwart. «Sé por experiencia propia que los incendios de los edificios de acero son mucho más peligrosos. Porque las construcciones hechas con acero colapsan de repente y exigen una costosa protección con barnices, mientras que los componentes de construcción de madera maciza soportan las llamas durante largo tiempo».

Foto: © Griesser Austria

Cuando uno entra en la nave, cubierta por poderosos tirantes confeccionados con tablones de madera ensamblados y pegados, percibe inmediatamente otra ventaja más de este material de construcción natural: la madera genera un clima ambiente muy acogedor. Mientras que en el edificio de acero vecino las temperaturas experimentan intensas fluctuaciones, en la nave de madera son muy agradables durante todo el año. Y eso es importante, sobre todo en verano, porque  las instalaciones de fabricación producen mucho calor de escape y las temperaturas exteriores a menudo suben bruscamente y eso hace que el trabajo en una nave de acero pueda llegar a suponer todo un reto físico. Sin embargo, en un edificio de madera la producción continúa sin el menor problema. Y eso aumenta la satisfacción de los empleados y empleadas. «En Vorarlberg los trabajadores cualificados están muy solicitados y hay una dura competencia por hacerse con los mejores talentos», explica Martin Barwart. «Desde que tenemos esta nueva nave de madera nos llegan solicitudes de empleo espontáneas. La gente quiere trabajar en un entorno sano y respetuoso con el medioambiente».

Aprovechar lo ya existente

Ahora bien, el buen clima ambiente y el balance medioambiental positivo no son solo resultado de esta forma de construir sino, sobre todo, de una técnica de gestión de edificios muy depurada. Los recursos existentes se utilizan muy hábilmente: una instalación de energía solar de 4000 metros cuadrados montada en el tejado de la nave y en la fachada este produce electricidad para las máquinas y para la instalación de revestimiento en polvo. Tiene una potencia nominal de 700 kWp, energía suficiente para cubrir entre el 80 y el 100 por cien de la demanda anual y además abastecer de corriente a varias estaciones de carga de automóviles eléctricos. Si la producción de corriente propia supera el consumo, ese excedente se utiliza para alimentar la red. Y, si en algún momento se produce un breve período de escasez, Griesser compra energía verde.

A esto hay que añadir que la propia instalación de revestimiento es una fuente de energía más, pues genera mucho calor de escape. Y ese calor se aprovecha mediante un sistema con bomba de calor e instalación de aspiración que permite calentar y enfriar la nave. Además, el calentamiento necesario para el tratamiento previo, con el que los componentes se preparan para aplicar el revestimiento, se lleva a cabo con la bomba de calor y eso supone un ahorro de energía de no menos del 25 por ciento. Y para ahorrar más energía todavía, también se ha perfeccionado aún más el propio proceso de revestimiento: ahora la temperatura de horneado es más baja de lo habitual, lo que permite un ahorro de energía de un 10 por ciento más. Incluso las aguas residuales se convierten en un recurso aprovechable: la nave cuenta con su propia instalación depuradora. No existe una conexión con la red de alcantarillado.

La nueva nave conecta por el este con otro edificio previamente existente que también pertenece a la empresa. El tejado y la fachada este están diseñados como central eléctrica solar. (Foto: © Griesser Austria)
En la cara norte se encuentran la entrega de mercancías y la sección de envíos. La gran instalación de revestimiento está dispuesta a lo largo de la fachada sur y en la parte este del edificio se ha ubicado el moderno almacén. (Foto: © Griesser Austria)
Hechos en lugar de palabras

Al igual que Martin Barwart y su equipo, Urs Neuhauser también está orgulloso de este nuevo edificio: «Con esta instalación demostramos que nuestra visión de una producción climáticamente neutra es plenamente factible», comenta satisfecho. «Trabajamos de forma climáticamente neutra y somos energéticamente autárquicos». Y eso representa un enorme logro ingenieril». De hecho, Griesser ha conseguido alcanzar un nuevo hito ecológico en Nenzing. Esta empresa, que se ha propuesto como objetivo lograr una gestión económica respetuosa con el medioambiente y que colabora estrechamente con la fundación defensora del medioambiente myclimat desde 2006, ya había cambiado antes de forma progresiva los vehículos de su flota por modelos eléctricos. Y además se había decidido a utilizar como materia prima el Green Aluminium, que se elabora con un elevado porcentaje de material reciclado utilizando exclusivamente energía eléctrica verde. No obstante, en lugar de dormirse en los laureles, en Aadorf ya tienen nuevos planes: durante los meses de invierno esta fábrica modelo de Griesser se ve obligada a utilizar adicionalmente gas natural procedente de biomasa. Pues bien, Urs Neuhauser quiere abordar esta situación y conseguir nuevas mejoras en el futuro trabajando codo con codo con arquitectos y arquitectas e ingenieros e ingenieras.

Plano general (© Johannes Tiefenthaler, Griesser Austria)
Secciones (© Johannes Tiefenthaler, Griesser Austria)

Información del proyecto de la nave de producción de Griesser en Nenzing
 
Ubicación
Nenzing, región de Vorarlberg, Austria
 
Titular del edificio
Griesser Austria GmbH, Nenzing
 
Arquitecto
Johannes Tiefenthaler, Nenzing

Construcción en madera
Dobler Holzbau GmbH, Röthis

Adjudicación
Encargo directo, 2023

In Kooperation mit